Dios es Palabra, la Palabra de Dios es viva y eficaz. Cuando una persona escucha o lee la Palabra de Dios y entiende y pone en práctica lo que escucha es imposible que su vida no cambie. Dios es Palabra y creó al mundo con la Palabra. Cuando practicamos la Palabra de Dios hacemos lo mismo que hizo el Señor Jesús en el desierto y vencemos a satanás. Cuando obedecemos la Palabra de Dios todo cambia.
La Palabra de Dios habla sobre el espíritu del hombre y sobre el Espíritu Santo.
Tenemos 2 grupos de personas:
-El grupo de aquellas que necesitan cambiar el espíritu inmundo por el Espíritu Santo.
-El grupo de las que tienen el Espíritu Santo, pero necesitan cambiar su propio espíritu porque tienen un espíritu abatido, mezquino, miedoso, orgulloso, sin iniciativa, malicioso, perezoso.
Vea lo que dice la Biblia:
“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne”. Ezequiel 36:26
Aquí se refiere al espíritu del hombre, pues está en minúscula, cuando usted vea que está escrito con minúscula se está refiriendo al espíritu del hombre o al espíritu inmundo, cuando está escrito con mayúscula es el Espíritu de Dios.
Ya en el siguiente versículo habla del Espíritu Santo:
“Y pondré dentro de vosotros Mi Espíritu, y haré que andéis en Mis estatutos, y guardéis Mis preceptos, y los pongáis por obra”. Ezequiel 36:27
Además de cambiar el espíritu del hombre, Dios promete poner dentro de nosotros Su Espíritu.
Hay personas que ya tienen el Espíritu Santo, pero su propio espíritu debe cambiar, porque tienen un espíritu abatido, mezquino, miedoso, orgulloso, sin iniciativa, malicioso, perezoso.
Usted que ya tiene el Espíritu Santo, pero su espíritu propio tiene alguna de estas características, debe humillarse pedirle a Dios que cambie su espíritu.
Y si aún no ha sido bautizado con el Espíritu Santo, debe entregarse y pedirle a Él que lo bautice con Su Santo Espíritu.
¡No podemos ser negativos si tenemos las Promesas de Dios con nosotros! Con el Espíritu de Dios en su interior la persona se transforma en una fuente.
Moisés envió a 12 hombres a espiar la Tierra Prometida, todos se atemorizaron menos 2, Josué y Caleb, que tuvieron un espíritu diferente y dijeron: “Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos” (Números 13:30). Y Dios les permitió solamente a ellos 2 entrar a esa Tierra, porque su espíritu era diferente, positivo.
Vivimos una crisis mundial, pero no tenemos que depender de las circunstancias sino de la Palabra de Dios, porque Él nos sustenta en el desierto y hace salir agua de la roca.
¡Su espíritu tiene que cambiar! Tiene que ser como el de Josué y Caleb. En ellos hubo otro espíritu, una manera diferente de ver la misma situación.
Dios quiere cambiar su espíritu y poner Su Espíritu dentro de nosotros.
Sin el Espíritu Santo no hay vida, Él es la Garantía de nuestra Salvación y es el poder de Dios en nuestro interior para que seamos Sus testigos por donde vayamos. Recibimos el Espíritu Santo para vivir en obediencia a Su Palabra, no nos es dado para hablar en lenguas sino para ser una fuente para saciar a los que tienen sed de Dios.
Usted debe decirle a Dios que ya no quiere ese espíritu mezquino, miedoso, orgulloso, que quiere que Él haga Su obra en su vida y le dé Su Espíritu, pero debe entregarse, rendirse y ser sincero.
El secreto es ser sincero, no importa si sabe hablar o no o lo que usted haya hecho, una vez que usted se rinde sinceramente, Él lo transforma en una nueva criatura y todo su pasado es borrado.
Cada uno sabe cuál es el espíritu que necesita.
Piense en eso.
Dios le bendiga.