El granuja: ¿usted es uno?

Un comportamiento que muchos hombres consideran inofensivo en realidad puede ensuciar la imagen masculina

Quizá usted conoce al típico hombre que acapara mucho espacio, alguien que no tiene ninguna consideración por el espacio ajeno. Se trata de un tipo de granuja que piensa de la siguiente manera: “Si lo van a hacer por mí, ¿por qué me voy a esforzar?”. Lo peor es que él realmente encuentra a alguien que lo haga. Solo hay payasos cuando hay público que aplauda.

Es fácil reconocer a un granuja. En cualquier lugar de uso colectivo, es el hombre que se sienta con las piernas abiertas. En el caso del transporte público, paga un solo pasaje, pero piensa que puede ocupar un asiento y medio o hasta dos. ¿Acaso tiene un problema que le impide sentarse como una persona civilizada?

El granuja también puede ser aquel que pone la casi infalible mochila en el asiento de al lado o entre las piernas, perturbando al ocupante que está cerca de él. Si está de pie, no se la quita de la espalda y estorba a todo el mundo. También puede ser la música que escucha o los videos que ve en el celular en alto y con buen sonido, sin audífonos —aunque el uso de estos sea determinado en diversos espacios públicos.

Él dice groserías y no le importa quién esté cerca de él.  Habla alto. Hace ruido en cualquier momento y no considera a la vecina que necesita descansar para poder trabajar. Tiene la manía de saltarse la fila. Sí, el granuja cree que su tiempo vale más que el de los demás.

Las reglas parecen haber sido hechas para todos, pero no para él.

Cuando está al volante, no respeta las leyes de tránsito, aunque pueda estar poniendo a alguien o a sí mismo en peligro. En caso de que una autoridad lo detenga, él intenta sobornarlo, en lugar de pagar la multa por su error, es decir, es un adepto de la vil “mordida”.

Debido a los granujas —y dicho sea de paso que es un comportamiento que no es exclusivo del lado masculino— continuamente se presentan tantos problemas.

Hay granujas famosos que nunca admiten sus errores y se declaran inocentes hasta la muerte, a pesar de tener decenas de pruebas contra ellos. Pero, nuevamente surge el cuento del payaso y el público.

Hay una advertencia importante cuando hablamos al respecto de esta cuestión: no espere ser visto como un hombre de respeto si tiene actitudes de un granuja, tampoco reclame. Para ser visto como tal, tenga actitudes acordes a un ser humano civilizado, hijo de Dios.

Un hombre de verdad reconoce su lugar ante sus semejantes, los respeta y, de esa forma, atrae el respeto de ellos. Es más, este es un recado que está en las Sagradas Escrituras: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas” (Mateo 7:12). Si él se considera mejor, entonces, aún no aprendió a ser un hombre o no desea serlo.

X

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors