“Mas al SEÑOR, vuestro Dios, seguiréis, como habéis hecho hasta hoy. Pues ha arrojado el SEÑOR delante de vosotros grandes y fuertes naciones, y hasta hoy nadie ha podido resistir delante de vuestro rostro.” (Josué 23:8-9).
“Mas al SEÑOR, vuestro Dios, seguiréis, como habéis hecho hasta hoy […]. Y hasta hoy nadie ha podido resistir delante de vuestro rostro.”
Hay una conexión entre seguir a Dios y que nadie pueda resistir al que sigue a Dios. Es causa y consecuencia. Si usted sigue a Dios, ningún mal le podrá resistir. Sin embargo, la Palabra de Dios resalta, dos veces: “hasta hoy”.
Usted va a enfrentar problemas, pero mientras siga a Dios, ningún mal le podrá resistir. Hasta hoy, ningún mal pudo resistirle, pues, hasta hoy, usted siguió a Dios. Mañana ningún mal podrá resistirle, si —y solamente si— mañana usted sigue a Dios. Día a día, la consecuencia seguirá a la causa.
Siga este consejo del Espíritu Santo. Seguir a Dios es confiar en Él, es entregarse a Él, es asumir un compromiso serio e indisoluble con Él, como un matrimonio. Día a día, cuide ese compromiso. Así, Él continuará expulsando de su camino incluso las mayores y más fuertes dificultades.
Si quiere esta sociedad con Dios, sígalo día a día, no desmaye.
(*) Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo