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Hay dos grandes grupos de personas, las que utilizan la fe y las que no. Quienes utilizan la fe actúan como Abraham, y las que no usan la fe suelen ser como Lot. En Génesis 12: 4, se lee claramente que Abraham salió de su tierra tal cual Dios le había dicho, sin embargo, cuando los ángeles de Dios advirtieron a Lot sobre la destrucción de su ciudad en Génesis 19:18, él negó la ayuda, pidiendo que no lo sacasen de ahí. Abraham había salido de Harán confiando en las promesas que Dios le había hecho, pero Lot, su sobrino, se negó a salir de Sodoma. Uno usó la fe y la materializó con actitudes; el otro, escuchó el consejo, pero se negó a tomar una actitud.

 

Los que actúan como Abraham son las que escuchan la voz de Dios y obedecen porque creen en ella. Ellos no necesitan las palabras, ni las actitudes de otros para ser motivados a obedecer a Dios. La voz de Dios es suficiente para obedecer. Si la persona se siente débil espiritualmente, ella usa las herramientas espirituales: fe, oración, ayuno y hace algo para fortalecerse interiormente. Ella camina con sus propias piernas. Su fe es viva porque hace alguna cosa en base a su certeza.

 

Sin embargo, los que actúan como Lot, son aquellos que no usan las herramientas espirituales que poseen por sí mismos. Su fe está muerta porque no tiene obras, tal como dice en Santiago 2:17. Siempre esperan la reacción de alguien más y por ende, se sienten estancados y no avanzan en su vida.

 

La fe es personal y depende exclusivamente de la persona hacer que ella sea fuerte. ¿Cómo saber cómo está su fe? ¿Su fe es viva o muerta? El altar es el espejo que nos muestra como esta nuestra fe y confianza en Dios. Como usted se presente en el altar, determinará si su fe está viva o muerta.