Durante la adolescencia, los jóvenes mantienen una actitud distante y menos afectuosa hacia su familia. También buscan eludir responsabilidades impuestas ya que desean cambiar las normas para tomar sus propias decisiones. Asimismo, viven sujetos a grandes cambios emocionales, a veces de forma brusca. Por estas razones y otras, los psicólogos afirman que la adolescencia es la etapa más complicada en la vida de una persona.
Carmen Mendoza, psicóloga clínica y docente de la UDH, considera que también es la más incomprendida, sobre todo de parte de los padres.
Si no quieres que tus hijos se escapen de la casa, caigan envueltos en problemas de drogas o sean parte de alguna pandilla de delincuentes, Mendoza recomienda lo siguiente.
Confianza
La mamá debe recordar que alguna vez fue adolescente, y al igual que su hijo o hija, sintió deseos de querer cambiar el mundo. Esto le ayudará a crear confianza y así lograr que te cuente sus problemas cuando estos se presenten. En ese momento debes, en vez de gritarle, consolarlo y ayudarlo a corregir.
Escucharlo
Muchas charlas de padres e hijos acaban en monólogos, sermones y anécdotas que no vienen al caso; así, no lograrás más que repelerlo.
Tu misión es justamente la opuesta: debes atender a sus inquietudes y, cuando te lo pida, coméntale tu parecer como hace un amigo con otro; claro, sin dejar de lado tu rol de madre.
No fuerces la situación
La charla no debe darse cuando los padres quieren, sino cuando los hijos lo necesiten. En ese momento muéstrate abierta, comprensiva y disponible. Sin molestarle, hazle ver que tú también, cuando fuiste adolescente, pasaste por lo mismo. De esa manera, mostrarás empatía con tu hijo.
Intimidad
Nunca invadas su espacio, ya que ello será tomado como una intromisión a sus cosas. Hacerlo es empujarlo a que deje de compartir sus planes, fracasos, decepciones, triunfos, etc.
Carmen Mendoza asegura que los padres no deben excusarse en el trabajo para no hablar con sus hijos. “Siempre hay tiempo. Es cuestión de planificar las cosas”.
Aconseja tenerlos ocupados en alguna actividad que a ellos les apasiona. Así, dice, lograrán alejarlos de las cosas malas.