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Esta población, que sufre indiferencia por parte de la sociedad, recibió a la CCES el pasado mes de abril en Sechura, Piura. Voluntarios llevaron paquetes de aseo, entretenimiento y una palabra de aliento.

Vivir con alguna discapacidad en Perú es muy difícil. Esto debido a que nuestra sociedad no es nada inclusiva con esta población. Basta salir a la calle para darse cuenta de la existencia de pocos edificios públicos y privados con rampas y, si los hay, estas son demasiado empinadas. Esto sin contar los semáforos con muy poco tiempo de espera, veredas peligrosas, pistas en mal estado, poca iluminación, etc.

Por esta realidad, docenas de personas con discapacidad han sufrido accidentes, algunos con fatales consecuencias.

“Si esto sucede en Lima, a pocos metros de donde trabajan las autoridades que deben velar para que se promuevan los derechos de las personas con discapacidad, qué podemos esperar en provincias. Sabemos que en el interior del país la situación de nuestros afiliados es peor”, afirma Jhaqueline Hernández, directora de Comunicaciones del Conadis.

Según la última encuesta del Instituto Nacional de Estadística de 2012, 1 millón 575 mil personas viven con alguna discapacidad en el país. De esta población, la mayoría tiene discapacidad visual, auditiva y de movilidad en los miembros inferiores.

Pobreza

Algunos sectores de la sociedad piensan que la discapacidad es sinónimo de incapacidad. Este prejuicio ha generado que muchos de esta población no cuenten con trabajo, a pesar de estar completamente capacitados.

Datos del Ministerio de Trabajo revelan que solo el 15 % de las personas con discapacidad tiene empleo, lo que condena al resto a vivir en pobreza.

Estas personas sufren por la indiferencia de una sociedad que no los comprende y que les niega la oportunidad de salir adelante. Allí es a donde llegó la Comunidad Cristiana del Espíritu Santo (CCES).

El pasado 5 de abril, 15 voluntarios de la CCES se acercaron a la Oficina Municipal de Atención a la Persona con Discapacidad de Sechura, en Piura, para donar 30 paquetes de aseo (consistente en papel higiénico, pasta dental, cepillo, jabón y champú) a 24 personas con discapacidad.

Los beneficiados no solo recibieron una ayuda social, sino también la oportunidad de observar una presentación de baile a cargo de los jóvenes de la FJU de Sechura, que llegaron como parte de los voluntarios de la CCES. No cabe duda que esta tarde fue muy especial para este grupo de personas con discapacidad.

No dejarse vencer

Antes de despedirse, el pastor Ronald Sosa, en nombre de los voluntarios, exhortó a los presentes a no dejarse vencer por los obstáculos que enfrentan a diario. Además, les recordó que Dios los está acompañando y que no se ha olvidado de ellos.